A través de las Asesorías, nos llega este interesante texto de D. Carlos David Delgado Sancho, que según figura, es Inspector de Hacienda del Estado.

Comenta D. Carlos algunos asuntos que aportan luz sobre lo que está ocurriendo en España, tanto en recaudación de Impuestos, como en inflación.

El texto de D. Carlos y en la parte que nos interesa, dice lo que sigue:

«Pero quizá, lo más importante de este mes de julio sea la sentencia 137/2022 del Juzgado Central de lo Contencioso-administrativo n.º 4, de 22 de julio de 2022, que obliga a la AEAT a dar publicidad a los objetivos de la Inspección de los Tributos, en concreto, su fallo declara el derecho de la Asociación Española de Asesores Fiscales a que por la AEAT se le facilite la información sobre las normas reguladoras del “concepto de productividad” de los funcionarios que integran los Cuerpos de “Superior de Inspectores de Hacienda del Estado” y de “Técnico de Hacienda”, así como respecto a los criterios para la aplicación de dichas normas.

Habrá que esperar a la resolución de los recursos que la Abogacía del Estado interpondrá ante la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, pero ya podemos anticipar que, si confirman la sentencia de instancia, se producirá una avalancha de recursos de revisión y de acciones de responsabilidad patrimonial contra el Estado, pues los objetivos recaudatorios de la Inspección de los Tributos vulneran los derechos fundamentales de los contribuyentes e imposibilitan que el Inspector sea imparcial, bien entendido que estamos hablando de una vulneración masiva de derechos fundamentales, que afecta a todos los contribuyentes, y esta es la razón por la que dichos objetivos no son públicos, porque vulneran las garantías que la Constitución reconoce a todo contribuyente; pero, además, si se confirma la sentencia de instancia, se harán públicos los objetivos de otros funcionarios, por ejemplo, los objetivos de los Inspectores de Trabajo (igualmente opacos), los cuales también están muy incentivados económicamente para recaudar.

Veamos, en apretada síntesis, como han evolucionado los objetivos de la Inspección de los Tributos:

  • Los objetivos de los Inspectores siempre han sido recaudatorios (a mayor deuda instruida mayores retribuciones variables, sin tope), pero tradicionalmente dicha deuda se imputaba al Equipo de Inspección, hasta que la Resolución de 24 de enero de 2008 del Director General de la AEAT los imputa a cada contribuyente, de modo que se asignaba una deuda media al contribuyente por el mero hecho de ser incluido en plan de inspección (no todo vale para recaudar), la cual tenía que ser recaudada por el Inspector, si quería ser bien valorado y mejor retribuido.
  • Este sistema perverso (fomentaba el fraude fiscal e incentivaba la economía sumergida) fue modificado por la Resolución de 27 de abril de 2018 del Director General de la AEAT, si bien solo en apariencia, pues las retribuciones variables del Inspector siguen vinculadas a la deuda que instruye, ya sea mediante la evaluación de su desempeño, o bien mediante el cumplimento de objetivos, siendo buena prueba de ello la Instrucción que a primeros de cada año dicta el Departamento de Inspección y Tributaria (por ejemplo, Instrucción 01/2019), para valorar cada expediente instruido por el Inspector.  «

El texto y en otro orden de cosas añade:

«Es lamentable que los políticos no sepan o no quieran reducir la inflación. En primer lugar, hay que determinar el tipo de inflación al que nos enfrentamos, y, en este sentido, podemos hablar de una inflación de demanda y de oferta, esto es, de una inflación mixta, que se convertirá en el corto plazo en inflación de oferta.

  • Hay inflación de demanda (suben los precios, al ser la demanda superior a la oferta) porque durante la pandemia las familias han ahorrado y no han podido disfrutar de vacaciones, aplicando dichos ahorros, en el momento actual, a demandar bienes y servicios, en especial, viajes de vacaciones; pero, esta situación cambiará a final de año, por lo que es previsible que las familias restrinjan el consumo en el segundo semestre de 2022, lo que nos llevará a una inflación de oferta.
  • Hay inflación de oferta (suben los precios, al subir los costes de producción) porque han subido los costes de personal, vía incremento del salario mínimo interprofesional, los costes energéticos, el transporte, el precio de las materias primas, etc., y, además, hay menos empresarios, pues la pandemia ha ocasionado el cese de la actividad de muchos de ellos.   

Un factor desencadenante de la inflación de oferta es el establecimiento y el incremento de impuestos indirectos llevado a cabo por el Gobierno de la Nación que, obviamente, incrementan el precio de los productos, pues la ley permite su repercusión al consumidor, de modo que la actual reducción de impuestos en la electricidad, en el gas, etc., no es más que el reflejo de una política económica totalmente equivocada, ya que ante una reducción de la actividad, España ha sido el único país europeo que ha subido los impuestos, y para combatir la inflación sería necesario una drástica reducción del gasto público, reduciendo la demanda de bienes y servicios por parte del sector público, y una subida de los tipos de interés.

  • Cuando hablamos de reducir el gasto público no nos referimos al gasto en pensiones ni en sanidad, sino a reducir la inmensa mayoría de las partidas de gasto, empezando por el número de Ministerios, erradicando el gasto improductivo, racionalizando el sector público para eliminar duplicidades, suprimiendo organismos inútiles, luchando con seriedad contra la corrupción, acabando con las subvenciones teledirigidas, ajustando el sueldo de los funcionarios para suprimir el complemento de productividad, etc., pero estas medidas son difíciles de adoptar porque suponen pérdida de votos, y no parece que esté en la mente de ningún político perder las elecciones, por lo que el gasto público seguirá aumentando.
  • La política monetaria y, en especial, los tipos de interés, dependen del Banco Central Europeo, y los subirá en la medida en que no causen males mayores. Nos explicamos. Durante muchos años el citado organismo ha prestado dinero, a coste cero y sin control, a los Estados para despilfarrar, por lo que si los sube en este momento el coste de los intereses se duplicará, lo que incrementará el déficit público, ya de por sí muy alto; ahora bien, si no sube los tipos de interés, el dinero huye a otros países donde es mejor retribuido, en especial, a Estados Unidos, por lo que la situación también es complicada.

Hay otras medidas para atajar la inflación, pero que tampoco están en la mente de nuestros políticos, pues la más mínima crítica se convierte en una deslealtad, y no tenemos noticia de ningún político que practique la autocrítica. Estas medidas están dirigidas a incrementar los ingresos públicos, cuales son:

  • Reducir el fraude fiscal a su mínima expresión. Actualmente, el fraude a las innumerables Haciendas Públicas que pululan por nuestro país y el fraude a la Seguridad Social, asciende al 30% del PIB, es decir, mientras se lucha descabelladamente contra los errores del contribuyente (no se persigue el fraude fiscal real sino el aparente) se pierden 80.000 millones de euros al año, lo que es tremendamente injusto para los trabajadores, que no pueden defraudar y soportan el mayor peso de la carga tributaria; pero, no parece que esta situación vaya a cambiar, ya que los objetivos de la Inspección de los Tributos (también la corrupción y el despilfarro) fomentan el fraude fiscal e incentivan la economía sumergida.
  • Poner a trabajar a 3 millones de personas. Los políticos han asumido tasas de desempleo inasumibles para cualquier ciudadano, pues el trabajo nos lleva a la libertad y al desarrollo personal; pero, lejos de adoptar medidas para favorecer la creación de empleo, el Gobierno de la Nación fomenta el paro desmotivando a los jóvenes con ayudas inútiles, convirtiéndolos en siervos del poder.

Tal vez, no haya más que añadir…