Desde Gestha (Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda), recuerdan que la reforma que se ha llevado a cabo en las rentas del ahorro no afecta a los pequeños inversores. 

La pérdida de rentabilidad de los depósitos bancarios y el incremento de ganancias con la adquisición de deuda publica ha llevado a que, en los que llevamos de 2023, la venta de letras del Tesoro Público se haya disparado y multiplicado.

Sin embargo, las letras del Tesoro no son infalibles… financieramente hablando. Están sujetas como todos los productos del ahorro a una fiscalidad, a unos impuestos que se tendrán que abonar cuando se amortice la deuda.  

Con todo, quienes están comprando en las últimas semanas deuda pública no se tienen que preocupar por el impacto fiscal que pueda tener la inversión en su declaración de la Renta. O al menos, no en la que se tiene que presentar este mismo 2023, dado que corresponde al IRPF del año pasado. 

La declaración de IRPF que deberá preocupar a los contribuyentes será del año en el que amorticen sus inversiones, según explican desde el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). Atendiendo a la fiebre por las letras del Tesoro que se ha iniciado este enero, hablaríamos de 2024, cuya declaración de la renta no se presenta hasta 2025.

En este sentido, «los pequeños ahorradores no tienen de qué preocuparse«, explica Carlos Cruzado, el presidente de Gestha.

El comentario de Cruzado tiene que ver con la última reforma fiscal incluida en los Presupuestos Generales del Estado de 2023. En ella hay un incremento del gravamen de las rentas del ahorro en el IRPF, que sube al 27% (el año pasado estaba en el 26%) haya unas rentas de entre 200.000 y 300.000 euros y al 28% cuando dichas rentas superen los 300.000 euros (en 2022, el porcentaje era del 26%). 

El pequeño ahorrador, según explica Cruzado, siempre va a estar en el primer tramo del impuesto a las rentas del ahorro, que llega hasta los 6.000 euros. El impuesto a pagar es del 19% y no se ha elevado.

Declaración 

En la declaración de la renta que corresponda (es decir, cuando se cobre la letra), los inversores de letras del Tesoro tendrán que declarar la ganancia que obtengan, que es la diferencia entre la deuda pública adquirida y la cantidad que finalmente pague el Estado al inversor

Cruzado recuerda, además, que «hay que tener en cuenta los gastos y comisiones» si las letras del Tesoro se adquieren mediante una entidad financiera. Esto se tiene que restar de los beneficios obtenidos y tributar solo por la cantidad resultante

Por otro lado, el presidente de Gestha recuerda que las letras del Tesoro no son deducibles. Es decir, que no son como otros productos de ahorro como los planes de pensiones que permiten ciertas exenciones fiscales. 

Técnicamente, las letras del Tesoro son activos financieros con rendimiento implícito (al ser emitidos al descuento), por lo que la diferencia entre el importe de su venta o amortización, cualquiera que sea su plazo, y el importe de su compra, se considera rendimientos de capital mobiliario sujeto dentro de las rentas del ahorro del IRPF antes citadas.

Decenas de personas esperan a las puertas del Banco de España para adquirir letras del Tesoro, en Madrid. Carlos Luján / Europa Press

Como se ha citado anteriormente, el gravamen es del 19% cuando las rentas obtenidas por la amortización lleguen a los 6.000 euros. Cuando estén entre los 6.000 euros y los 50.000 sube al 21% y entre 50.000 y 200.000 euros tributan al 23%.

Como viene contando puntualmente EL ESPAÑOL – Invertia, el interés de los inversores por las letras del Tesoro se ha multiplicado. Largas colas de pequeños ahorradores se están formando en las puertas de la sede madrileña Banco de España para comprar físicamente la deuda pública española de más corto plazo, cuyo interés a 12 meses roza el 3%.

El saldo que los minoristas tienen en las letras españolas va a multiplicarse por seis en cuestión de tres meses, hasta alcanzar el entorno de los 2.000 millones de euros al cierre de enero, según estimaciones que varios expertos del mercado. 

Tal es el furor que el Tesoro Público está teniendo problemas para mantener activo el sistema web para adquirir y consultar todo lo relacionado con las letras del Tesoro y su compra.