España se sitúa cinco puntos por encima de la media de la OCDE, por encima de Noruega y Dinamarca y es de los pocos países que no ha reducido la carga tributaria en la crisis del Covid.

La fiscalidad sobre el trabajo en los países de la OCDE se redujo de media en 2020 respecto al año anterior 0,39 puntos, hasta el 34,6% de la remuneración bruta, en parte por las políticas fiscales de los gobiernos para capear con la crisis económica del Covid. Así lo concluye el informe Taxing Wages 2021 de la OCDE, difundido ayer, que muestra que España se sitúa entre los países con impuestos al trabajo más altos, hasta cinco puntos más que la media, y que además es de los pocos que no ha tomado medidas para reducir la carga fiscal del trabajo ante la crisis del Covid.

De los 37 países de la OCDE, 29 redujeron la cuña fiscal en el trabajo, entendida como la carga fiscal incluyendo el Impuesto sobre la Renta y las cotizaciones sociales pagadas por la empresa y el trabajador. Esa bajada se debe en parte a una caída del nominal del salario medio en 16 países y también a «cambios de naturaleza política», que incluyen medidas de exención fiscal y de ayudas en respuesta al Covid.

A la cabeza del ránking, se sitúa Bélgica, con un 51,5%, seguida de Alemania, con un 49%, Austria (47,3%), Francia (46,6%), Italia (46%), República Checa (43,9%) y Hungría (43,6%). Los belgas son los únicos que deben transferir a la Administración y la Seguridad Social una suma mayor de su salario de la que ellos reciben en neto.

España se sitúa en la parte media-alta de la tabla, con el 39,9% del salario medio (la OCDE lo calcula en torno a los 27.000 euros anuales para un soltero sin hijos), casi cinco puntos por encima de la media de la OCDE (34,6%), y por delante de Noruega (35,8%), Dinamarca (35,8%) o Islandia (32,3%).

En el otro extremo, se encuentran Colombia (0%), Chile (7%), Nueva Zelanda (19,1%), México (20,2%), Suiza (22,1%), Israel (22,4%), Corea del Sur (23,3%), Estados Unidos (28,3%) y Australia (28,4%). En Colombia, un trabajador con un salario como el analizado no paga Impuesto sobre la Renta y las cotizaciones sociales de la empresa y trabajador son facultativas.

También están en la parte baja Reino Unido (30,8%), Irlanda (32,3%) y Japón (32,7%).

España es además el octavo país en el ránking de más carga fiscal al trabajo en el caso de parejas con uno y dos sueldos.

Mientras que en la OCDE la carga fiscal sobre los salarios se redujo 0,39 puntos porcentuales respecto a 2019, en España el retroceso se limitó a 0,12 puntos básicos. En este punto, España destaca entre los pocos países que no han tomado medidas para aligerar la carga fiscal del trabajo en 2020, en concreto, seis, aunque cabe señalar que algunos de estos sí han aprobado estímulos en otros impuestos, a diferencia de España. A lo que se añade que España ha subido en 2021 el IRPF.

La OCDE subraya que la bajada de la fiscalidad salarial de 0,39 puntos es «notable», pero está aún lejos de las de 2008 (0,84 puntos) y 2009 (0,52 puntos), las dos mayores desde que se inició la serie en el año 2000.

En concreto, en España el IRPF pesó un 11,4% sobre el salario, frente al 13,1% de la media de la OCDE. Por su parte, las cotizaciones sociales pagadas por las empresas supusieron el 23% y las abonadas por los trabajadores, un 4,9%, cuando el promedio de los miembros de la organización de los países desarrollados se situó en el 13,1% y el 8,3%, respectivamente.

España es de los países en los que las empresas pagan más cotizaciones sociales, más del 20% de los costes laborales. Respecto a los costes de las empresas, Francia es el país en el que los empleadores pagan más dentro de la OCDE, el 26,6% del salario bruto del trabajador. España, entre los países que están en primera línea, se coloca en quinta posición, con el citado 23%, sólo por detrás, tras Francia, de República Checa (25,3%), Estonia (25,3%), Italia (24%) y Suecia (23,9%).

Gentiliza de Expansión