El Instituto Nacional de Estadística dice que el avance del PIB nacional entre julio y septiembre quedará en torno al 0%, una cifra que admite que podría ser incluso negativa, lo que abriría la puerta a una recesión en el cierre del año.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) anticipa la posibilidad de una recesión en la segunda mitad del año y un frenazo de la economía el próximo ejercicio. Además, sostiene que la inflación, que hace apenas un año se calificaba de transitoria, se ha incrustado ya en numerosos servicios y tardará bastante tiempo en desinflarse después de que los precios de la energía vuelvan a la normalidad. Todo ello dibuja un panorama muy desalentador para los próximos meses.

El director general de Productos Estadísticos del INE, Alfredo Cristóbal, anticipó ayer que, tras el fuerte avance registrado entre abril y junio, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del tercer trimestre se situará «en torno a cero». «Tuvimos un buen crecimiento en el segundo trimestre [1,5%] y seguramente en el tercer trimestre, que lo vamos a dar dentro de unos días, estaremos con un crecimiento o decrecimiento… en torno al 0%. Vamos a estar un poquito arriba o un poquito abajo», explicó durante el V Encuentro Económico Asegurador 2022, organizado por Mutualidad de la Abogacía.

El INE tiene previsto publicar el dato del PIB el día 28 de octubre, pero según señaló Cristóbal, la mayor parte de los datos que utiliza para calcular el dato de actividad económica están ya recogidos, lo que permite anticipar un panorama cercano al estancamiento. Y no se sabrá si la pelota cae hacia un lado un otro de la red hasta el último momento. Sin embargo, «el mensaje es el mismo, pero a veces el signo asusta», añadió el director general de Productos Estadísticos del INE, una institución que no es conocida precisamente por anticipar sus cifras.

Este dato, en caso de ser negativo, abriría las puertas a una recesión en la segunda mitad del año, ya que es muy probable que la caída vaya seguida de un nuevo retroceso entre octubre y diciembre, debido tanto a la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores como al lastre que suponen la incertidumbre y la subida de tipos de interés para la inversión. Por eso, aunque Cristóbal no realizó ningún pronóstico debido a que eso no entra dentro de las funciones del INE, sí que reconoció que la mayor parte de las casas de análisis apuntan a una caída del PIB en el cuarto trimestre del año.

En este sentido, la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) apunta a un retroceso del PIB del 0,4% en el cuarto trimestre del año, mientras que BBVAResearch habla de un estancamiento de la actividad en el tercer trimestre que podría ir seguido de un retroceso en la recta final del año.

Esto se debe a varios elementos. Por un lado, el PIB se habría estancado en el tercer trimestre debido a la insuficiente recuperación del turismo internacional por la pérdida de poder adquisitivo generalizada, al tiempo que la industria habría experimentado una caída en la entrada de nuevos pedidos, lo que habría provocado un frenazo del mercado laboral.

Por otro, las perspectivas para el cierre del año no son nada halagüeñas una vez perdida la inercia en la creación de empleo y el impulso derivado del turismo, ya que ambos factores combinados provocarán un agotamiento del consumo. Algo que se verá complementado con un frenazo de la inversión, tanto empresarial como inmobiliaria, debido a que la subida de los tipos de interés ha encarecido en gran medida el coste de la financiación para las empresas y los ciudadanos, que además son menos propensos a las inversiones en un momento de incertidumbre económica y frenazo de la demanda.

Además, para el próximo año tampoco se espera una mejoría, porque el crecimiento va a situarse «en términos mucho más reducidos que este año». Así, si bien la actividad crecerá en torno al 4,5% este año, tal y como reflejan la mayor parte de previsiones de organismos nacionales e internacionales, debido fundamentalmente a que el sector servicios seguía muy tocado en 2021, el año que viene se espera un fuerte frenazo, hasta una horquilla en torno al 1% y el 2%, de acuerdo con las previsiones de la mayor parte de los organismos de previsión, según señaló el representante del INE. Es decir, por debajo de las expectativas del Gobierno, que apuntan a un alza del 2,1%.

Inflación enquistada

Por otra parte, Cristóbal se refirió también a la inflación que, aunque probablemente se irá reduciendo a lo largo del próximo ejercicio, lo hará más lentamente de lo esperado inicialmente. La razón estriba en que ya se empiezan a ver «efectos de segunda ronda sobre el sector servicios», por lo que la inflación subyacente tardará «mucho más» en reducirse, lo que requerirá «esfuerzos adicionales». En otras palabras, aunque los precios energéticos que fueron los que iniciaron la espiral inflacionista remitan, al haberse incorporado estos mayores costes a muchos bienes y servicios y a algunos salarios, los precios seguirán incrementándose durante un tiempo.

En concreto, Cristóbal señaló que la tasa interanual del IPC, que ya ha empezado a moderarse, seguirá cayendo, «aunque tendrá sus dientes de sierra», y se alcanzarán niveles «mucho más reducidos», aunque no los registrados antes de la pandemia. Este descenso se deberá, en su opinión, al efecto de la contención de gasto que se está realizando y a los aumentos de los tipos de interés, si bien hay que tener en cuenta también el efecto base, dado que es más complicado que la inflación siga al alza sobre unos precios ya inflados que sobre otros moderados.

Gentileza Diario Expansión